Cuando nos mordemos las uñas no nos damos cuenta que las manos son la principal fuente de gérmenes de nuestro cuerpo. Al comernos las uñas estamos ingiriendo los microbios que en ellas habitan. Entre los más frecuentes están Staphylococcus y Cándida, y ambos pueden producir infecciones.
¿Cómo al hábito de morderse las uñas?
Al hábito de morderse las uñas se le llama onicofagia. No solo es un problema estético sino que también produce daños en otras partes como son la boca o el intestino. El problema de comerse las uñas no se da porque esta parte sea tóxica en sí misma. Se da por todos los microorganismos y sustancias tóxicas que se van acumulando en su interior. Las uñas se vuelven más anchas y más cortas y se forman heridas alrededor de ellas, las cuales pueden llegar a infectarse.
¿Cómo se trata?
La onicofagia se considera un trastorno nervioso que ha de tratarse con un psicólogo o psiquiatra. Aunque la eficacia del tratamiento dependerá en las ganas que tenga el paciente de abandonar su hábito.
- Una buena solución sería que cuando les entren ganas de morderse las uñas, mastiquen chicle o mantengan las manos ocupadas.
- Otro hábito recomendable sería llevar una pequeña lima en el bolso. Así evitaríamos el mordisqueo que se realiza cuando se rompen.
- Existen productos que tienen un sabor amargo muy desagradable que evita que se las muerdan.
¿Qué efectos secundarios se producen?
Entre los efectos secundarios encontramos que se pueden formar heridas, pudiendo derivar en infecciones. Las famosas lombrices de los niños también se pueden producir por la onicofagia ya que los huevos de estas son invisibles a simple vista. Otro factor importante es que los dientes se desgastan, en concreto, los incisivos superiores e inferiores. También se pueden producir alteraciones en la mandíbula y lesiones en las encías de tal manera que se retraen y producen gingivitis y periodontitis.