Ya estamos a mediados de mes. Ya nos hemos empezado a adaptar otra vez a las rutinas diarias. Y es el momento de volver a cuidarnos. Para ello es imprescindible aportar a nuestra piel un grado de hidratación suficiente. De esta forma no perderá el agua que ha ido acumulando estos meses de verano.
¿Piel apagada? ¿Sin luminosidad?
Lo primero que tenemos que tener en cuenta que debido a la deshidratación nuestra piel puede aparecer más apagada de lo normal y pueden notarse las arrugas de una forma más potente que si la hubiésemos tratado de forma adecuada.
El 70 % de nuestro cuerpo es agua
Nuestro cuerpo está compuesto casi en su amplia mayoría por agua, un 70% de nuestro cuerpo es agua. Gracias a ello, las células, minerales y demás elementos químicos que se encuentran en nuestro organismo pueden trabajar adecuadamente.
Es por ello, que no solo es importante mantener una correcta hidratación interna, si no que una correcta hidratación externa. Es más, con el paso de los años, la capacidad que tiene nuestro cuerpo de captar el agua que le proporcionamos va disminuyendo. Por lo tanto, los niveles de hidratación se van a ver afectados.
El clima uno de los peores enemigos
Otro de los factores que influye sobre nuestra piel son los cambios drásticos. Cuando entramos a los sitios la temperatura varía, o el viento y el sol van a favorecer que el agua que tenemos sobre nuestra piel se evapore de una forma más rápida. Todo ello hace imprescindible utilizar una crema hidratante adecuada para nuestra piel.
Tu crema hidratante según la edad
Es importante utilizar la crema hidratante correcta para nuestra edad, no es lo mismo tener 20 que 40 ni 50. Cada piel es un mundo nuevo, es por ello que es imprescindible que nos aconsejen bien sobre que crema debemos utilizar.
Ritual de belleza
Antes de aplicar tu crema hidratante tanto a la noche como durante la mañana es imprescindible que limpies correctamente la piel. Ya que tanto durante el día como la noche se acumulan toxinas que pueden obstruir los poros y esta se vea más apagada.
El segundo paso pero no menos importante es aplicar un serum que sea adecuado para nuestra piel para que trate aquello que nos preocupa, como puede ser la rosácea o las arrugas.